¿Cómo funciona el eje intestino-cerebro? Según la ciencia

En un post anterior hablé de la conexión entre intestino y cerebro, y de cómo factores como el estrés afectan a la microbiota intestinal. Hoy quiero ir un paso más allá y contarte por qué los científicos llaman al intestino nuestro «segundo cerebro» y cómo lo que ocurre ahí dentro impacta directamente en tu memoria, tu concentración y hasta en tu estado de ánimo.
💡Más información: Estrés y eje intestino-cerebro: ¿cómo influyen en el aprendizaje?
El intestino: microbiota y SNE
Seguramente hayas escuchado que el intestino es nuestro «segundo cerebro». Pero, ¿qué significa realmente? Para entenderlo, primero tenemos que presentar a los dos grandes protagonistas: el sistema nervioso entérico (SNE) y la microbiota intestinal.
¿Sabías que…?
El intestino se considera el órgano inmunitario más importante del adulto, ya que alberga la mayor parte de las células inmunocompetentes. En otras palabras: lo que pasa en tu intestino afecta a tu digestión, a tus defensas y, sí, también a tu mente.
El SNE: un puente entre cuerpo y mente
En nuestro organismo conviven dos sistemas nerviosos fundamentales:
- El Sistema Nervioso Central (SNC), formado por el encéfalo (cerebro, cerebelo y tronco del encéfalo) y la médula espinal. Es el encargado de procesar pensamientos, emociones y aprendizajes.
- El Sistema Nervioso Entérico (SNE), una subdivisión del sistema nervioso que controla directamente nuestro sistema digestivo. Es una red de más de 100 millones de neuronas que controla la digestión, los movimientos intestinales y la secreción de enzimas.

El SNE es tan complejo que se ha ganado el apodo de «segundo cerebro». ¿Por qué?
- ✓ Es el sistema con mayor cantidad de neuronas después del cerebro.
- ✓ Aunque ambos sistemas se comunican bidireccionalmente a través de vías neuronales, endocrinas e inmunes (siendo el nervio vago el canal de comunicación principal), el SNE tiene la capacidad de trabajar de forma autónoma. De hecho, estudios en vertebrados han demostrado que, incluso al cortar el nervio vago, el SNE sigue cumpliendo muchas de sus funciones.
Esta conexión entre el SNE y el SNC significan que cada vez que algo cambia en tu intestino, tu cerebro lo percibe y puede responder. Y también funciona al revés: el estrés y la ansiedad que sientes en tu cerebro también viajan hasta tu intestino, afectando tu digestión.
Recuerda
El intestino no solo ejecuta órdenes del cerebro, sino que también genera sus propios mensajes.
La microbiota intestinal: un ecosistema clave
Dentro de tu intestino habita la microbiota intestinal, un ecosistema de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos que viven en nuestro intestino. Este conjunto de inquilinos actúa como un órgano vital:
- ✓ Regula tu sistema inmunológico.
- ✓ Influye en tu metabolismo y energía.
- ✓ Produce sustancias químicas cruciales, como hormonas y neurotransmisores.
Los neurotransmisores son los «mensajeros químicos» que usa tu cerebro para comunicarse. Tu microbiota intestinal es capaz de producir, o al menos regular, muchos de ellos:
- ✓ Serotonina: relacionada con el estado de ánimo, la sensación de bienestar y la concentración.
- ✓ Dopamina: clave para la motivación, el aprendizaje y la recompensa.
- ✓ GABA: un neurotransmisor que produce relajación y ayuda a controlar la ansiedad.
- ✓ Acetilcolina: esencial para la atención y la memoria.
¿Sabías que…?
Más del 90% de la serotonina de tu cuerpo y aproximadamente el 50% de la dopamina se producen en el intestino. Esto significa que el equilibrio de tu microbiota impacta directamente en la producción de estos neurotransmisores que ayudan a tu memoria, tu motivación y tu capacidad de enfocarte.
Disbiosis: cuando el equilibro de tu microbiota se rompe
Cuando la microbiota está en equilibrio, tu cuerpo funciona mejor y tu mente está más enfocada. Pero cuando se rompe ese equilibrio (un estado conocido como disbiosis), se ha relacionado con:
- • Trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad.
- • Deterioro cognitivo y problemas de memoria.
- • Mayor vulnerabilidad a enfermedades inflamatorias.
Esto ocurre porque la disbiosis no solo cambia la producción de neurotransmisores, sino que también genera inflamación. Y el cerebro, al recibir señales constantes de este desequilibrio, responde con síntomas emocionales y cognitivos.
En resumen, la microbiota modula al SNE y el SNE manda información al cerebro (SNC).
El impacto del eje intestino-cerebro en el aprendizaje
Más allá de la salud mental, esta conexión tiene un papel clave en cómo aprendemos:
- • Memoria: la serotonina y la dopamina producidas en el intestino participan en consolidar recuerdos.
- • Concentración: un intestino en equilibrio facilita un flujo estable de neurotransmisores que mantienen la atención.
- • Motivación: la dopamina generada en parte en el intestino influye en la sensación de recompensa que nos impulsa a seguir aprendiendo.
- • Neuroplasticidad: la microbiota modula la capacidad del cerebro para reorganizarse y crear nuevas conexiones. Una microbiota saludable puede mejorar la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender de nuevas experiencias.

Cuando la microbiota se desequilibra, el cerebro dedica más energía a gestionar la inflamación y menos a enfocarse en el aprendizaje. El resultado: fatiga mental, falta de claridad y menor rendimiento cognitivo.
¿Podemos intervenir? La ciencia dice que sí
Podemos modular la microbiota intestinal para favorecer nuestro bienestar mental y cognitivo. Algunas estrategias respaldadas por estudios son:
- • Alimentación equilibrada, rica en fibra, frutas, verduras y alimentos fermentados.
- • Probióticos (bacterias beneficiosas) y prebióticos (alimento para esas bacterias), que ayudan a mantener la diversidad microbiana.
- • Ejercicio físico regular, que mejora tanto la microbiota como la neuroplasticidad.
- • Gestión del estrés a través de prácticas como el mindfulness o la respiración consciente.
Conclusión: una nueva forma de entender el cerebro
El descubrimiento del eje intestino-cerebro está transformando la forma en que entendemos la mente humana. Ya no podemos ver al cerebro como una isla aislada: su salud depende, en gran parte, de lo que sucede en el intestino.
👉 Cuidar tu microbiota no solo mejora tu digestión, sino que también potencia tu memoria, tu motivación y tu capacidad de aprender.
Referencia bibliográfica
- Al Noman, A., Alhudhaibi, A. M., Afroza, M., Tonni, S. D., Shehab, H. M., Jahan Iba, N., Taha, T. H., & Abdallah, E. M. (2025). Neuroplasticity and the microbiome: How microorganisms influence brain change. Frontiers in Microbiology, 16. https://doi.org/10.3389/fmicb.2025.1629349
- Consejo Superior de Investigaciones Científicas. (2023, marzo). La conexión entre el intestino y el cerebro puede proteger la salud mental. CSIC. https://www.csic.es/es/actualidad-del-csic/la-conexion-entre-el-intestino-y-el-cerebro-puede-proteger-la-salud-mental
- Li, Ying; Owyang, Chung (September 2003). «Musings on the Wanderer: What’s New in Our Understanding of Vago-Vagal Reflexes? V. Remodeling of vagus and enteric neural circuitry after vagal injury». American Journal of Physiology. Gastrointestinal and Liver Physiology 285 (3): G461-469. PMID 12909562. doi:10.1152/ajpgi.00119.2003.
- Luzardo-Zschaeck, Lesbia I. (2025). Eje Cerebro-Intestino. Estrés, Microbiota y su impacto en la Salud Digestiva y Sistémica. Gen, 79(2), 95-102. Epub 12 de mayo de 2025. https://doi.org/10.61155/gen.v79i2.740
- Martinucci, I (2015). «Genetics and pharmacogenetics of aminergic transmitter pathways in functional gastrointestinal disorders». Pharmacogenomics 16 (5): 523-39. PMID 25916523. doi:2217/pgs.15.12.
- National Geographic. (2021, octubre). El «segundo cerebro»: revelando la lógica del intestino. URL: https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/segundo-cerebro-revelando-logica-intestino_17413
- Pasricha, Pankaj Jay. «Stanford Hospital: Brain in the Gut – Your Health».
- Smitka, K. (2013). «The role of mixed orexigenic and anorexigenic signals and autoantibodies reacting with appetite-regulating neuropeptides and peptides of the adipose tissue-gutbrain axis: relevance to food intake and nutritional status in patients with anorexia nervosa and bulimia nervosa». Int J Endocrinol 2013: 483145. PMC 3782835. PMID 24106499.
¿Te ha gustado? ¡Comparte!



